miércoles, 7 de abril de 2010

FASE 1: No! No estoy gorda! Estoy fuertecita.

.


A mi mamá se le metió en la cabeza decirme deliberadamente que no tengo cintura y mi abuela redoblando la apuesta no me dice otra cosa que heladera.
Por meses he desconfiado de los indicios pero hoy a las pruebas me remito.
He caído sin querer, y créanme que nunca antes me había preocupado, en una problemática existencial que durante siglos se le ha atribuido a la mujer: la gordura.
Asociado siempre a la estética femenina, ha llegado a no sólo preocuparme sino que hasta me he desvelado pensando en ejercicios para reducir calorías con el menor esfuerzo posible.

Pensé que sólo eran unos rollitos de más, de esos inofensivos flotadores que uno deja entrever con una ropa un poco demás ajustada.
Pero no, hoy me he dado cuenta que estoy lo que vulgarmente se denomina gorda, excedida de peso, obesa, rellenita, robustita, fuertecita y no hay apodo por mas tierno e inofensivo que parezca que no de cuenta de mi aspecto de gorda al mejor estilo muñeco de michelin.

Hoy en particular me desperté con una sensación rara, cierta pesadez, con el pensamiento latente del matambre a la pizza con papas fritas que la noche anterior había sido mi cena, tome mi habitual desayuno y vale recalcar primer desayuno con medialunas y café. Claro! porque después en el trabajo sigue el segundo desayuno que consta de mate con galletitas para desembocar en un poderoso almuerzo. Es que me tome muy a pecho eso de que panza llena corazón contento y como no me gusta trabajar, una trata de saciar la ansiedad por otros lados.

Luego de desayunar, me bañe y prepare ropas, hoy tenia una reunión especial luego del trabajo así que prepare ese jean que en un lapsus descocado de ansiedad con mezcla de baja estima compre a 400 pesos y que hizo colapsar no sólo mis deudas sino la tarjeta de crédito. La botamanga del jean pasaba a duras penas por el tobillo, me sentía como boliche indio… no me entraba ningún vaquero.
Con la ayuda de mi hermano y mi madre a los que les trate de hacer entender que en realidad el jean era nuevo y que pronto iba a tener que ceder, parecía un matambre a punto de ser cortado, el último botón me cortaba la respiración y las costuras estaban a punto de provocarme un embarazo psicológico.

Opte por el modesto pero más cómodo pantalón negro de tela, que no era tan glamoroso pero no provocaba estreñimiento, por lo menos me podía sentar y caminar con una cara de buenos amigos.

Al pasar por la obra en construcción de la esquina de casa los indicios ya no eran latentes, eran piedrazas en la nuca.
Y es que en vez de decirme los habituales piropos estos fueron reemplazados por gritos y risas al estilo:
Azafata de camión, Chau bebe sos de otro mundo… mundo marino, Gorda, si tu culo fuera tostada, te untaria manteca con un remo


Entre otros a los que no me di por aludida.

Comencé a sospechar cuando en el colectivo un hombre me dio el asiento y a preocuparme cuando en el trabajo me caí desparramada al piso al doblar una pata de la silla, con pantalón roto y todo el suceso vergonzoso.
Salí corriendo a comprarme otro pantalón y cuando el talle 38, 40 que solía usar paso al 42 – 44 estalle en gritos y rutiadas a la anoréxica vendedora del local.
No, no era la alarma del local lo que sonaba en mi cabeza, era esa alarma interna que nos avisa que algo no esta para nada bien.
Y que todos se dieron cuenta antes que yo!
Ya no era una fuertecita simpática… Era la esposa del puto muñeco de michelin!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Loca! Si! vos... Seguro tenes algo que decir... Este es tu lugar para que dejes mensajes, Hagas catarsis (puteando) o nos promuevas tu material